La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad desmielinizante inflamatoria del sistema nervioso central que representa la causa más común de discapacidad neurológica permanente entre adultos jóvenes. El consenso actual es que la EM es una enfermedad autoinmune desencadenada por agentes ambientales que actúan en las personas genéticamente susceptibles.
Los síntomas iniciales más frecuentes son:
La EM produce una amplia gama de síntomas, que incluyen problemas motores, cognitivos y neuropsiquiátricos. Existe una gran variabilidad de síntomas y cursos de la enfermedad. Además, el déficit cognitivo puede ocurrir independientemente de la discapacidad física, lo cual complica su identificación y reconocimiento.
Se han identificado diferentes cursos clínicos de la EM según el ritmo de progresión de la enfermedad, y son los siguientes:
La EM afecta negativamente a diferentes dominios del funcionamiento cognitivo, incluyendo:
Las áreas que no suelen verse afectadas son la atención básica y las habilidades verbales esenciales. Aunque las funciones del lenguaje suelen estar intactas, se han hallado algunos déficits sutiles de comprensión.
En la EM son comunes los trastornos del estado de ánimo, el afecto y el comportamiento. En relación a los trastornos del humor y afecto, están representados principalmente por la depresión mayor, el trastorno bipolar, la euforia y el afecto pseudobulbar. El afecto pseudobulbar se caracteriza por estallidos espontáneos, involuntarios e incontrolables de llanto o de risa contextualmente inapropiados que son incompatibles o incongruentes con el estado de ánimo subyacente del paciente.
La fatiga es altamente prevalente en la EM, puede ser su primera manifestación y con frecuencia es el síntoma más debilitante para los pacientes.
Debido a toda esta sintomatología variada, es importante tanto el tratamiento farmacológico como el NO farmacológico, con un equipo multidisciplinar para tratar las alteraciones cognitivas y emocionales (desde la Neuropsicología), los problemas motores (Fisioterapia), las actividades básicas de la vida diaria (Terapia Ocupacional) y, las posibles alteraciones en el lenguaje y la comunicación (Logopedia). Por supuesto, la intervención con la familia es crucial desde el área de la Psicología General Sanitaria, para aprender estrategias en la gestión de los diversos síntomas que puede presentar nuestro familiar.
Si consideras que puedes estar sufriendo alguno de los síntomas de esta enfermedad o tienes un familiar que puede necesitar ayuda, no dudes en contactarnos y resolver todas las dudas que necesites.
Emilio Marín Illescas
Neuropsicólogo & Psicólogo General Sanitario en NeuroSumma, SL (Málaga)