El encuentro entre el individuo y el musical en un contexto terapéutico se considera ahora un modo privilegiado de relación que, utilizando modelos específicos de intervención, involucra emociones, motivación, cognición, funciones motoras y es por lo tanto capaz de iniciar y acompañar experiencias de aprendizaje significativas para el bienestar de la persona.
¿Qué es la musicoterapia?
La musicoterapia es el uso científico de la música y/o elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta titulado, en un proceso terapéutico, con el fin de satisfacer las necesidades de la persona.
Es un enfoque interdisciplinario que utiliza todas las formas expresivas verbales y no verbales con el objetivo de estimular y valorizar cada forma expresivo-comunicativa.
La musicoterapia se aplica a todos los grupos de edad y en diferente ámbito clínico para el tratamiento de muchas patologías físicas, cognitivas, psicológicas, psiquiátricas y genéticas.
Musicoterapia: cómo funciona
La musicoterapia favorece el establecimiento de una relación terapéutica en la que cada participante se implica en la escucha y producción sonora. Esta actividad requiere una coordinación auditiva, visual y motora muy compleja que actúa sobre el área psicomotora de la persona con efectos rehabilitadores y reeducativos. Durante el tratamiento el terapeuta acoge la producción musical de la persona, la apoya y la estimula favoreciendo la expresión de su identidad sonora. La expresión musical de la persona se enriquece gradualmente con nuevos instrumentos, ritmos y dinámicas que acompañan su evolución cognitiva y motora. El usuario, por tanto, independientemente de la patología se siente acogido, escuchado, comprendido, valorado, pero sobre todo no sometido a la solicitud de prestaciones, gracias a un trabajo individual o grupal dirigido a unir cuerpo, música y movimiento, donde cada uno entra en contacto con sus emociones y expresiones, abriéndose, comunicándose con el grupo, para que escuche y quiera ser protagonista de su acción.
Área de rehabilitación
Muchos objetivos pueden ser alcanzados por los servicios de musicoterapia clínica. A diferencia de otros servicios de apoyo que tienden a tener áreas objetivo limitadas, la musicoterapia pasa por múltiples modalidades y, por lo tanto, puede responder a múltiples necesidades al mismo tiempo. La musicoterapia no está definida por un área específica de operación, sino que se caracteriza por actividades particulares que involucran la música como enfoque. Los cambios en los comportamientos musicales se reflejan como cambios en áreas no musicales (en la estructura interna de la persona). Al ser una especialidad definida por la actividad más que por el área de operación, la musicoterapia tiene una amplia gama de aplicaciones y podría tener una mayor efectividad cuando se combina con tratamientos específicos y, por lo tanto, se utiliza como una terapia integral.
Palabra y lenguaje.
La música como un proceso del hemisferio derecho puede facilitar el lenguaje, que es un proceso del hemisferio izquierdo. Las entonaciones de sonidos melódicos son elementos rudimentarios para el habla. Un niño no verbal que es resistente al lenguaje puede sentirse más cómodo en las actividades sin prejuicios y no verbales de hacer música donde cualquier sonido vocal es aceptado como una parte creativa de la música improvisada. Los sonidos vocales emitidos espontáneamente y los que despierta la creación de la música pueden reforzarse cuando son reflejados por el terapeuta e incorporados a la canción. Los niños encuentran la música agradable y generalmente están deseosos por participar en actividades musicales. Esta motivación intrínseca se puede utilizar para generar lenguaje, por ejemplo, cuando un niño tiene que identificar verbalmente un instrumento por su nombre antes de poder tocarlo. Aprender palabras y articular fonemas particulares puede ser ayudado cantando canciones. Cuando el musicoterapeuta crea un ambiente psicológico cómodo, los niños tienden a sentirse relajados y disminuyen las inhibiciones relacionadas con el habla, dejando emerger el lenguaje natural.
Físico y cinestésico
La capacidad de la música para relajarse y motivar, como en el desarrollo del lenguaje, también es relevante para el desarrollo físico y la curación. Un niño con limitaciones en los movimientos de manos y brazos, cuando se motiva a participar en la creación musical, puede alcanzar un instrumento a una distancia estratégicamente colocada aumentando así la extensión. Los movimientos motores gruesos de balancear la baqueta para golpear un tambor pueden ayudar a aumentar el rango de movimiento. Las tareas de sostener instrumentos musicales (por ejemplo, maraca, mazos) pueden ser oportunidades para desarrollar la coordinación motora fina y la fuerza muscular. La música lenta y dulce puede relajar a un niño con contracciones musculares hipertensivas para permitir una mayor flexibilidad. Las actividades musicales que implican aplaudir, tocar los pies o saltar, pueden variar en intensidad para incluir diferentes grados, desde el piano hasta el fuerte, y proporcionarán retroalimentación kinestésica y conciencia de la tensión muscular.
Educativo
Algunas de las muchas formas en que la musicoterapia puede apoyar la educación de los niños con discapacidades se encuentran en las áreas del desarrollo cognitivo, particularmente en la resolución de problemas. Las canciones pueden ser dispositivos mnemotécnicos para recordar secuencias (como en la canción del alfabeto) o estructuras categóricas (como una canción sobre animales de granja o colores). Las canciones pueden facilitar el aprendizaje asociativo cuando un sonido está conectado a un concepto (por ejemplo, una vaca emite un sonido de «mouu»), así como conectar un sonido vocal particular con un movimiento corporal particular. Los contrastes de forte y piano se pueden desarrollar a través de canales multisensoriales (es decir, visuales, auditivos, kinestésicos) mientras se toca un tambor, se aplaude y se vocaliza en diferentes extremos. Tal estimulación multimodal mejora el aprendizaje al proporcionar más de una vía neuronal (Joseph, 1990).
El proceso creativo en sí mismo puede verse como una tarea de resolución de problemas. Los niños con discapacidades tienen el desafío de adaptar sus habilidades existentes de manera que les permitan producir música. Por ejemplo, un niño debe empuñar una baqueta para golpear un tambor. Algunas actividades musicales están estructuradas para desafiar a un niño a crear un sonido o movimiento corporal diferente de los creados por otros niños en el grupo. Esta tarea de resolución de problemas requiere la percepción y preservación de los comportamientos de otros niños, el comienzo del propio comportamiento y una confrontación entre los dos. Estos procesos mentales pueden generalizarse a otro tipo de tareas educativas. Una vez más, la música proporciona la motivación, la estimulación afectiva y la estructura para ayudar con estos procesos cognitivos.
Psicológico
Muchas áreas del funcionamiento mental se pueden enumerar aquí y abordar dentro de las sesiones de musicoterapia. Una función, el control de impulsos, es especialmente relevante para la población con educación especial. El ritmo básico y la pulsación de la música son elementos organizativos. Cuando un cliente puede internalizar el ritmo constante de una canción, puede comenzar a experimentar orden y estructura. La música de los niños impulsivos tiende a tener ritmos inestables y poca organización (Nordoff & Robbins, 1985). El uso de la estructura intrínseca de las canciones puede fortalecer en el niño un sentido de orden interno, evidenciado por la adherencia al ritmo de la música. Una técnica consiste en dirigir al niño a tocar un tambor solo en una pulsación de una canción organizada en grupos de cuatro compases. Esta tarea requiere que el niño escuche o cuente internamente los otros tres latidos del patrón para tocar un ritmo a tiempo. Esto puede ser especialmente desafiante, porque el niño puede estar emocionado durante la canción, lo que lleva a un comportamiento impulsivo, pero motivado para tocar los instrumentos con el ritmo de la música porque es inherentemente reforzador ser parte de la canción. El reacondicionamiento ocurre cuando el niño debe ajustar su estado emocional impulsivo para tocar la canción con éxito.
Social
El entorno grupal en musicoterapia es ideal para facilitar la socialización y las interacciones interpersonales. Cuando los miembros del grupo juegan juntos, están unidos por un ritmo musical común y esta unidad contribuye a la cohesión del grupo. Crear y tocar diferentes motivos musicales o instrumentos de diferentes sonidos en la canción permite a los niños expresar la individualidad mientras participan como grupo. La música proporciona un medio más concreto en el que se manifiestan las dinámicas de grupo. La musicoterapia puede ayudar a aumentar la percepción social básica en actividades que requieren que un participante imite el movimiento corporal o el patrón rítmico de otro participante. La toma de turnos y el control de impulsos se pueden desarrollar en actividades en las que se pasa una herramienta alrededor del grupo, lo que obliga a los niños a esperar durante el solo de otro niño. Dos niños tocando simultáneamente en un tambor también pueden ser una experiencia de socialización porque cada niño tiene que negociar el espacio del instrumento musical.
Ámbito infanto-juvenil
Los niños expresan pensamientos y emociones con imaginación y creatividad, y se cree que la música, como cualquier forma de arte, es capaz de orientar esta propensión, educando al placer de la belleza y el sentimiento estético.
El niño, interactuando con el «paisaje sonoro», desarrolla sus habilidades cognitivas y relacionales, aprende a percibir, escuchar, investigar y discriminar sonidos dentro de contextos de aprendizaje significativos. También explora sus propias posibilidades sonoras-expresivas y simbólicas-representativas, aumentando la confianza en su propio potencial.
Dentro de las sesiones de musicoterapia, se utilizan todos los canales expresivos para dar al niño la oportunidad de manifestar su creatividad de acuerdo con su forma personal y única de comunicarse. En particular, para estimular y profundizar la comunicación en el grupo y en las actividades individuales se proponen actividades rítmico-sonoras para explorar el propio ritmo, sintonizarlo con los demás y con la realidad circundante.
Objetivos
La intervención constante de las sesiones de musicoterapia puede llevar a cambios en el comportamiento musical de un cliente que son indicios de que también se ha producido un cambio interno a nivel cognitivo. Por ejemplo, un niño que toca el tambor intensamente y rápidamente al comienzo de la terapia puede, más adelante en el proceso terapéutico, producir un cambio en tocar más el piano y más lentamente. Este cambio podría reflejar un mayor grado de autorregulación afectiva (es decir, control de impulsos), aumento de la percepción social (es decir, conciencia de la música creada por otros niños en el grupo) y una expansión en el rango de autoexpresión (es decir, conciencia y tolerancia de diversas emociones).
La musicoterapia puede abordar una variedad de necesidades sensoriales para niños y adultos con necesidades especiales, ya que proporciona estimulación concreta y multisensorial (auditiva, visual y táctil). Por ejemplo, el componente rítmico de la música puede ayudar en la organización cognitiva de los sistemas sensoriales en el diagnóstico del trastorno del espectro autista. Como resultado, el procesamiento auditivo y otras habilidades sensoriomotoras, perceptivas, motoras gruesas y finas se pueden mejorar a través de la musicoterapia.
Los objetivos de la musicoterapia pueden estar en las áreas de atención, concentración, control de impulsos, funcionamiento social, autoestima, autoexpresión, motivación y cognición. No es importante para el musicoterapeuta si el cliente canta las notas correctas de la canción porque el enfoque está en el proceso psicológico más profundo de usar la propia voz para la expresión creativa, por ejemplo. Las sesiones de musicoterapia apoyan el desarrollo de habilidadestales como:
➢ funciones ejecutivas y por lo tanto: atención, control de impulsos, autorregulación, iniciativa, memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva, uso de la retroalimentación, planificación y resolución de problemas
➢ liberación y exploración de las emociones
➢ conciencia del lenguaje corporal
➢ pensamiento simbólico y del lenguaje
➢ control rítmico-motor
➢ comunicación, la relación, el aprendizaje
Metodología
Se proporcionan actividades individuales y grupales que se organizarán de acuerdo con las necesidades del niño. El trabajo individual estará dirigido a aquellos sujetos que necesiten recuperar habilidades perceptivas, atentas y de autoconciencia y a aquellos que destaquen serias dificultades en las habilidades de contacto social. En las actividades colectivas, donde la relación con el otro asume un papel decisivo, se propondrán aquellas actividades que estimulen sentimientos de unidad y seguridad, favoreciendo el desarrollo personal y global.
Musicoterapeuta en NeuroSumma Antonella Nastasia